Vías para ejercer de Ciudadan@ Activ@

En este post vamos a aprovechar para exponer algunos de los medios más directos que ofrece la democracia para la intervención de los ciudadanos y ciudadanas en la toma de decisiones políticas y en la transformación de su entorno más cercano.

La democracia ofrece una vía directa de intervención en las decisiones que toma cada una de las instituciones con responsabilidad política. Las elecciones. El derecho al voto, supone la base del sistema. Si entendemos democracia como gobierno del pueblo, es en el momento de las elecciones cuando la ciudadanía ejerce su verdadero poder. Sin embargo, presenta algunas dificultades.

Por un lado en ellas sólo elegimos al representante que queremos, confiando en un programa electoral y en una ideología a la que nos sentimos más o menos afines pero no influimos en las decisiones que el toma. Además, las elecciones se realizan cada cuatro años, un periodo demasiado amplio como para que podamos valorar en conjunto la labor realizada.

Por otra parte, existen diferentes elecciones: municipales, autonómicas, estatales y europeas; cuatro tipos diferentes de representantes sin tener muy claro cuál sobre que decidirá cada uno, por ejemplo, la educación es competencia autonómica, pero el Estado decreta las leyes de mínimos para todo el país, la Unión Europea marca directrices generales a aplicar en todos los países y el mantenimiento de los centros educativos es responsabilidad del ayuntamiento. ¿Quién es entonces el responsable de que el sistema educativo sea desmotivador y este desfasado en la era de las nuevas tecnologías?.

En algunos países se realiza la denominada democracia directa, en la que se organizan referéndums, elecciones para que la ciudadanía elija directamente la aprobación o no de un tema concreto. En España la figura del referéndum existe pero sólo para casos de gran trascendencia, en los que entra en juego la constitución o elementos clave del país. Existen críticos a la utilización de la democracia directa que afirman que la población en general está poco formada para elegir la opción más coherente, que los ciudadanos y ciudadanas somos influenciables por medios de comunicación y políticos "populistas", que supone un coste económico muy alto... Pese a todas estas críticas, ¿no representa este sistema un tipo de democracia más cercana a su definición que las elecciones cada cuatro años?

El impulso realizado en los últimos años en la promoción de la ciudadanía activa ha abierto nuevos cauces de influencia para l@s ciudadan@s, como los llamados plazos de consulta pública y los órganos consultivos.

Los plazos de consulta pública tienen dos variantes: alegaciones frente a obras y modificaciones que se van a realizar y sobre las que l@s ciudadan@s pueden presentar su opinión y/o oposición con razones fundamentadas o consulta a la ciudadanía en general o a algún sector concreto de la misma de forma previa a la elaboración de una ley o al lanzamiento de un programa.

Los órganos consultivos son agrupaciones de representantes de algún ámbito en concreto que son consultados por la Administración Pública en cuestión para la toma de decisiones respecto al ámbito que ellos representan; su opinión no es vinculante ni representa al 100% de los ciudadanos que cumplen las condiciones de pertenencia a ese órgano ya sean jóvenes, infancia, mujer, tercera edad..., pero suponen al menos una vía para hacer oír una opinión más pegada a la realidad.

Cuando valoramos los medios de contribución en nuestra comunidad la más extendida y conocida es el voluntariado. Las personas que dedican un tiempo de sus vidas a colaborar de forma libre y sin compensación económica al trabajo desarrollado en el marco de una asociación o entidad sin ánimo de lucro tienen la intención clara de contribuir, de transformar su entorno más cercano. Las personas voluntarias han existido siempre y suponen un impulso importante para el desarrollo de la sociedad. El voluntariado supone, además, una experiencia de crecimiento personal, de experiencia profesional, de auto-realización...

Hasta ahora hemos visto los medios políticamente correctos que ofrece el sistema democrático para la participación de la ciudadanía. No obstante, existen otros menos correctos, por ejemplo, las huelgas y las manifestaciones. Si bien están amparados por la ley y existe el derecho a la huelga y a la manifestación, éstas no son siempre del agrado de gobernantes y políticos. Muchas veces suponen actividades de riesgo desde el punto de vista de la seguridad ya que en algunas ocasiones acaban en disturbios y altercados entre las fuerzas del orden y los manifestantes. Recientemente tenemos las imágenes de los disturbios en los barrios del extrarradio de París, con la quema de coches y el asalto a comercios o las manifestaciones "anti-sistema" que rodean a las reuniones del G-7, G-20 o la OTAN y que convierten las ciudades donde se producen estos encuentros en verdaderos fortines, cerrándose amplias zonas de estas ciudades al paso de personas y vehículos. En estos casos se producen conflictos de intereses importantes entre el derecho a la protesta y la seguridad, entre el derecho a la huelga y los intereses del resto de la ciudadanía, entre los acontecimientos pacíficos que pasan desapercibidos a los medios de comunicación y, por tanto, a la población general y los eventos que concluyen con violencia que acaparan el tiempo de los informativos y las páginas de los periódicos.

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